Prefiero luchar contra un ejército de ovejas dirigidas por un león, que un ejército de leones dirigidos por una oveja
Un clima de rebeldías individuales puede durar indefinidamente. Solamente cuando la rebeldía está coordinada y encausada en un movimiento de liberación, adquiere la eficacia necesaria para luchar con éxito.
Debemos de pugnar para que el hombre piense en la paz, pero no solamente impulsado por su instinto de conservación, sino fundamentalmente por el deber que tiene de superarse y de hacer del mundo una morada de paz y de tranquilidad cada vez más digna de la especie humana y de sus altos destinos.
Espero que mi cabeza no crezca, me quedare con los pies sobre el suelo, pegada a mis amigos y familia, y tratar de lidiar con una vida normal
Durante mucho tiempo me dijieron que no era lo suficientemente linda, o muy extraña, no muy extravagante. Pero siempre he sido famosa; es que nadie lo supo... Hay momentos en los que hay que lidiar con mucho, pero siempre cuando me levanto por la mañana trato de encontrar ese lugar muy alegre que me recuerde que moriría si alguien se lo lleva. Si alguien hiciera eso no sería más una persona.
Me gustan las niñas de bajo mantenimiento, pero, al mismo tiempo elegantes... Ella tiene que cuidarse a sí misma. Pero también tiene que ser una chica que no tenga miedo de empezar a sudar y a jugar al baloncesto, así que es genial si es poco femenina
No estoy sudando durante tres horas todos los días solo para saber que es lo que se siente sudar
Es posible que el objetivo de la vida del hombre sobre la tierra consista precisamente en esforzarse en forma constante por alcanzar una meta. Es decir que el objetivo mismo es la vida misma y no la meta, que por supuesto no debe consistir en dos más dos son cuatro. Y dos veces dos, damas y caballeros, no es ya la vida sino el comienzo de la muerte.
La única libertad que merece ese nombre es la de buscar nuestro propio bien, por nuestro camino propio, en tanto no privemos a los demás del suyo o le impidamos esforzarse por conseguirlo.
¿Vale la pena afanarse durante veinte años para llegar a la duda, que crece por sí misma en todas las cabezas inteligentes?
Es lo que sé de la crueldad de la paciencia. No hay paciencia más terrible que la paciencia de las trastornadas. He visto a dementes afanarse en tareas interminables: trasvasar arena de una taza perforada a otra, contar las puntadas de un vestido raído o las motas en un rayo de sol, rellenar con las sumas resultantes libros invisibles de contabilidad.