Y no hay posibilidad de escape de la evación continua. De distraernos. De evitar la confrontación. De huir hacia adelante. De cascársela. De la televisión. De la denegación.
Amo y al amar yo siento que existo, que tengo vida y soy mi fuga encendida en constante nacimiento.
Quien en nombre de la libertad renuncia a ser el que tiene que ser, ya se ha matado en vida: es un suicida en pie. Su existencia consistirá en una perpetua fuga de la única realidad que podía ser.