Y no logrará desprenderse jamás de su tosquedad y su ignorancia. Le he hecho todavía más vil de lo que su miserable padre quiso hacerme a mí. Le he acostumbrado a despreciar cuanto no es brutal, y llega al extremo de vanagloriarse de su rudeza.
¿Quién puede vanagloriarse de no tener defectos? Examinando los suyos, aprenda cada uno a perdonar los de los demás.
Es de presumir que las mujeres tienen en más su cuerpo que su alma, puesto que la mayoría entregan su corazón sin resistencia y se resisten a entregar su cuerpo.
Aunque mi amigo Rafael Azcona sostiene la teoría de que los premios han de ser secretos y fuertemente dotados, este es distinto y especialmente agradable, porque es uno de los que podré presumir ante mis hijas y mis paisanos: ya saben que a los catalanes no hay cosa que nos guste más que ganar en Madrid
La diferencia entre la belleza de expresión y el poder de la expresión es la función. La primera aspira a complacer los sentidos; la segunda tiene la vitalidad espiritual que es mucho más conmovedora y va más allá de los sentidos.
Por consiguiente, para complacer a dios y para salvar mi alma, debo sacrificar a mi prójimo: este es el egoísmo absoluto.
Y no logrará desprenderse jamás de su tosquedad y su ignorancia. Le he hecho todavía más vil de lo que su miserable padre quiso hacerme a mí. Le he acostumbrado a despreciar cuanto no es brutal, y llega al extremo de vanagloriarse de su rudeza.
Todo imbécil execrable, que no tiene en el mundo nada de que pueda enorgullecerse, se refugia en este último recurso, de vanagloriarse de la nación a que pertenece por casualidad.
Trabajo diariamente como si me fuera a quedar toda la vida, y no ignoro que puedo dejar de pertenecer mañana. Tampoco quiero alardear de fortaleza, pero es muy difícil que deje de luchar. Es mucho más probable que decidan por mí, que yo decida. Frente a la adversidad, siempre sigo luchando. Y sé hacerlo del único modo que se lucha en la adversidad: en soledad. Porque como la derrota produce sensaciones desagradables, es natural que todo el mundo tienda a distanciarse del que protagoniza la derrota. En este caso, me toca liderar a mí un proyecto que está desilusionando, y es natural que eso se viva en soledad, sin compañía. Y lo digo exactamente así: me parece natural, me parece lo normal, me parece que es lo que sucede siempre.
Prefiero tocar sutilmente que alardear con la batería.