Lo que de verdad necesitamos es un cambio radical en nuestra actitud hacia la vida. Tenemos que aprender por nosotros mismos y después, enseñar a los desesperados que en realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino si la vida espera algo de nosotros.
Yo daría mi dedo meñique por ir al Japón, uno de los pocos países que quisiera de verdad conocer.
Pero ¿Acaso es sensato expresarse con claridad? ¡Oh, cómo me tortura el sol en su cénit! Ella lleva ahora un sombrero de paja y camina algo inclinada, con paso indeciso. La gente insegura puede desconcertar a la gente segura. Es decir, la gente segura convierte en segura a la gente insegura. ¿Tiene de veras el arte la misión de hacer flaquear con las flaquezas? ¡San Sebastián!
Ama de veras a su enemigo el que no se duele de la injuria que se le hace, sino que, por el amor de Dios, se requema por el pecado que hay en su alma. Y muéstrele su amor con obras.