Los estudiantes de posgrado no existen para aprender cosas sino para aliviar a los profesores numerarios de la pesada carga de educar a la gente y realizar investigaciones.
No nos es tan querido lo duradero, inmóvil: piedra preciosa con un fuego frío, pesada barra de oro refulgente; y las mismas estrellas extrañas, alejadas, no parecen iguales a nosotros, seres transitorios, pues la hondura del alma no la alcanzan.