Hoy en día es muy peligroso para un marido galantear a su mujer en público. Hace pensar siempre a la gente que le pega cuando están a solas.
La gente cree que los cincuentones hacemos cosas súbitas y sorpresivas para ahuyentar al fantasma de la vejez: comprar motocicletas para devorar carreteras, divorciarse inopinadamente y cortejar jovencitas de 18 años, iniciarse en el camino de los placeres homosexuales, consumir alcaloides como músico de heavy metal, tirarse al abismo del trago consuetudinario.
Después de cortejar a todas las mujeres que se me cruzaron obtuve los siguientes resultados: el 30% ha decidido ignorarme, el resto, ha decidido imitarlas