La locura, que parece una huida, no es más que una disolución en lo originario, que para el espíritu tiene toda la apariencia de una huida real.
No cabe duda, pues, de que los judíos, desde la disolución de su Estado, ya no están más obligados por la ley de Moisés que lo estaban antes del comienzo de su sociedad y de su Estado.