Nunca he conocido a un gran líder que no fuese apasionado. Cuando digo apasionado no me estoy refiriendo a que tenga que gritar y ser carismático. Muchos líderes son más bien tranquilos; sin embargo, cuando les oye hablar, usted puede sentir su pasión.
Me callo, grito. No hay un momento para gritar o para callar. Tú eres mi único grito. Tú eres mi único silencio.