La sociedad expresa, cada vez que puede, aspiraciones que el sistema político no registra cabalmente. Los ciudadanos, por exclusión, autoexclusión, desesperanza o sometimiento a la disciplina social, son rehenes de un mecanismo cuya sensibilidad está cada día más desmarcada del sentir popular.
Dios es una desesperanza que empieza donde terminan las otras.
¡Y yo aquí, condenado a la inacción! Me sucede a veces que no puedo por menos de suspirar y, penetrado de dolor, vierto en el piano mi desesperación
También la desesperación ha ganado muchas batallas
La caída de la Unión Soviética no sólo significó la desilusión de millones de personas: también implicó la liberación del pensamiento revolucionario, la liberación de la identificación entre revolución y conquista del poder
Yo opero desde un lugar de desilusión -Eso es todo sobre lo que es la Fama... Yo quiero que la gente camine ilusoria sobre cuan grandes pueden ser- y entonces luchar muy fuerte por eso cada día que la mentira se convierta en la verdad.
Imposible asistir más de un cuarto de hora sin impaciencia a la desesperación de alguien
Una de las peculiares desventajas que ofrece el mar está en el hecho de que, luego de haber logrado pasar una ola, se descubre que hay otra detrás, tan importante como la anterior y que posee la misma impaciencia nerviosa por hacer algo eficaz con relación a las embarcaciones a punto de naufragar.
Esas gentes son tan silenciosas y hurañas que uno tiene la impresión de verse frente a un recóndito enigma del que más vale no intentar averiguar nada. Y ese sentimiento de extraño desasosiego se recrudece cuando, desde un alto del camino, se divisan las montañas que se alzan por encima de los tupidos bosques que cubren la comarca.
La fortaleza de los hombres juiciosos no es más que el arte de encerrar el propio desasosiego dentro del corazón.
La Universidad está en la mira de quienes desean que nadie cuestione nada, que todos pensemos igual; es el blanco de aquellos para quienes el saber y el pensamiento crítico son un peligro social, por lo cual utilizan el arma del terror para que ese interlocutor crítico de la sociedad pierda su equilibrio, caiga en la desesperación de los sometidos por la vía del escarmiento
Ni la muerte, ni la fatalidad, ni la ansiedad, pueden producir la insoportable desesperación que resulta de perder la propia identidad.
Ahoga entre tus labios mi tristeza, y esta inquietud punzante que ya empieza a taladrar mi sien con sus latidos.
Le daría las gracias por sus desvelos, por las reprimendas, por el destello de inquietud que veía en su mirada cuando temía que estuviese cometiendo un error. Le daría las gracias por todo lo que para ella fueron entonces ataduras y limitaciones.