Resulta que la vida no era solo empujar, ni un juego de dudosos espejismos. No había que perderse dando vueltas en una puerta giratoria, ni desconfiar de todos los reflejos, ni creer cualquier cosa sólo porque la imagen parecía verdadera. Había que encontrar el punto justo donde azar y destino son lo mismo, el exacto momento en que la puerta giratoria te ofrece una salida.
Dos personas que se proponen entenderse la una a la otra hasta lo más hondo son como dos espejos frente a frente que se arrojan sin pausa, cada vez desde más lejos, sus propias imágenes, desesperados por ver más, hasta perderse en el horror de una distancia irremediable.
Lo que aprendí en la investigación que hice sobre los viajes a través del tiempo fue que si cambias algo, ya sea del pasado o del futuro, puedes llegar a transformarlo todo de manera radical. Cualquier experiencia, buena o mala, pensamientos y sentimientos pueden borrarse para siempre.
El hombre que ha perdido la aptitud de borrar sus odios esta viejo, irreparablemente
Pero los años me han enseñado que no se convence más que a los convencidos. Pretender apartar a las gentes de sus gustos, de sus inclinaciones naturales, para acercarlas a nosotros, es tan estéril como renegar de nosotros mismos para borrar la distancia que nos separa de tal o cual ser.
La humanidad es en todos los casos la clave del trato con los salvajes: negar lo humano, verificarlo, ampliarlo, transportarlo a un mundo que no le corresponde, y que siempre es el mundo del arte. Los antropólogos suelen perderse en ese laberinto tan transparente como las cuerdas de los volatineros.
¿Puede el hombre conocer el universo? dios santo, no perderse en Chinatown ya es bastante difícil.
Lo que aprendí en la investigación que hice sobre los viajes a través del tiempo fue que si cambias algo, ya sea del pasado o del futuro, puedes llegar a transformarlo todo de manera radical. Cualquier experiencia, buena o mala, pensamientos y sentimientos pueden borrarse para siempre.