El triunfo no esta en vencer siempre, sino en nunca desanimarse
No es necesario, para hacer desistir a quien contradice, contradecirlo a su vez; es menester instruirlo, porque no se remedia a un loco montando en furor como él.
Las ideas me surgen con facilidad, pero me cuesta realizarlas. Suelo dejar que las cosas sigan su curso. Tal vez sea una vía de escape, un modo de escabullirme por la tangente y desistir de muchos de mis proyectos. Soy indecisa en mi vida social y obsesiva en mi trabajo.
Los líderes cultivan sus virtudes, en el trabajo hay muchas virtudes que se pueden utilizar: perseverancia, aprovechamiento del tiempo, prudencia, fortaleza para acabar un trabajo bien hecho inclusive cuando uno está ya cansado, optimismo para no desmotivarse fácilmente.
Lejos de abatirse el investigador novicio ante las grandes autoridades de la Ciencia, debe saber que su destino, por ley cruel, pero ineludible, es crecer un poco a costa de la reputación de las mismas.
Quiero perder el valor que gané por miedoso
Pero ¿Acaso es sensato expresarse con claridad? ¡Oh, cómo me tortura el sol en su cénit! Ella lleva ahora un sombrero de paja y camina algo inclinada, con paso indeciso. La gente insegura puede desconcertar a la gente segura. Es decir, la gente segura convierte en segura a la gente insegura. ¿Tiene de veras el arte la misión de hacer flaquear con las flaquezas? ¡San Sebastián!
No creo en la existencia de razas privilegiadas, creo en los hombres y, sobre todo, creo en los españoles, y por lo que a mí se refiere, creo tener una enorme capacidad para encajar los reveses con la sonrisa en los labios, sin desfallecer nunca. Tengo también defectos, quizá demasiados, pero de resaltar éstos ya se encargarán otros cumplidamente.
Si se ha de escribir correctamente poesía, no basta con sentirse desfallecer en el jardín, bajo el peso concertado del alma o lo que fuere y del célebre crepúsculo o lo que fuere.
Vale más vivir y morir de una vez, que no languidecer cada día en nuestra habitación bajo el pretexto de preservarnos.
Hay calumnias frente a las cuales la inocencia misma se siente desfallecer
No creo en la existencia de razas privilegiadas, creo en los hombres y, sobre todo, creo en los españoles, y por lo que a mí se refiere, creo tener una enorme capacidad para encajar los reveses con la sonrisa en los labios, sin desfallecer nunca. Tengo también defectos, quizá demasiados, pero de resaltar éstos ya se encargarán otros cumplidamente.
Vale más vivir y morir de una vez, que no languidecer cada día en nuestra habitación bajo el pretexto de preservarnos.