Soy crítico meteorológico, señor. La tormenta de anoche. Floja iluminación de los relámpagos, yuvia repetida, escenografía pobre y pésimo sonido de los truenos en otro fiasco de esta puesta en escena de Tata Dios. Una típica propuesta de verano, liviana, pasatista, para un público poco exigente.
Usted elige su decoración dependiendo del estado de ánimo... Si está deprimido, ponga un color amarillo y de repente usted será feliz.
Durante la infancia, la vida se presenta como una decoración de teatro vista de lejos; durante la vejez, como la misma decoración vista de cerca.
Si se me permite revelar todo mi pensamiento: sin duda sería más conveniente para la dignidad de los Textos Sagrados que no se tolerara que los más superficiales y los más ignaros de los escritores los comprometieran, salpicando sus escritos con citas interpretadas o más bien extraídas en sentidos alejados de la recta intención de la Escritura, sin otro fin que la ostentación de un vano ornamento
¡Yo también quisiera ser Reina un día, yo también! Que fuese de flores mi corona y el rocío del alba su ornamento y mi manto labrado de arco iris.
Desprendeos del atavío de la vanagloria y quitaos la vestidura de la altivez.
Eres el sol de los cielos de mi santidad; no dejes que la contaminación del mundo eclipse tu esplendor. Rasga el velo de la negligencia para que emerjas resplandeciente por detrás de las nubes y adornes todas las cosas con el atavío de la vida.
El infierno es morir cono si no se hubiera vivido es como el higo pasado que bota la higuera y en el suelo mojado se seca y lo pisan caballos y niños y es como viejo sin aliño y como vieja y como tuerca.
Desde hace mucho lucho contra la decoración. Sólo hice eso de joven y por eso no me gusta. La decoración es algo superficial, ocupa un lugar inmutable. Por eso los edificios públicos se decoran para publicitar a las personalidades. No hace falta mirarla siempre, pero en la vivienda es algo obsesivo.
Durante la infancia, la vida se presenta como una decoración de teatro vista de lejos; durante la vejez, como la misma decoración vista de cerca.
Desprendeos del atavío de la vanagloria y quitaos la vestidura de la altivez.
Eres el sol de los cielos de mi santidad; no dejes que la contaminación del mundo eclipse tu esplendor. Rasga el velo de la negligencia para que emerjas resplandeciente por detrás de las nubes y adornes todas las cosas con el atavío de la vida.
El infierno es morir cono si no se hubiera vivido es como el higo pasado que bota la higuera y en el suelo mojado se seca y lo pisan caballos y niños y es como viejo sin aliño y como vieja y como tuerca.
Soy crítico meteorológico, señor. La tormenta de anoche. Floja iluminación de los relámpagos, yuvia repetida, escenografía pobre y pésimo sonido de los truenos en otro fiasco de esta puesta en escena de Tata Dios. Una típica propuesta de verano, liviana, pasatista, para un público poco exigente.