De hecho, la mayor parte de nuestras quejas son tan intemporales como la idea de los padres de edad avanzada de que las nuevas generaciones han perdido todo respeto por los valores y que se dirigen hacia la decadencia.
A menos que se pueda probar que aquellos valores en apariencia diferentes son en realidad proporcionales, tendría que haber tres modelos de crítica distintos: el primero basado en la construcción, el segundo en la utilidad y el tercero en la estética. Cada uno podría ser razonable, completo y, dentro de su propia esfera, válido.