Cada uno de nosotros sigue perdiendo algo muy preciado dice cuando el teléfono deja de sonar-. Oportunidades importantes, posibilidades, sentimientos que no podrán recuperarse jamás. Esto es parte de lo que significa estar vivo. Pero dentro de nuestra cabeza, porque creo que ahí es donde debe estar, hay un pequeño cuarto donde vamos dejando todo esto en forma de recuerdos.
La técnica no puede cambiar la situación social; pueden inventarse o mejorarse algunos procedimientos, pero sólo la política puede resolver problemas sociales. La técnica puede ser una herramienta en esa situación, pero nada más.
Todos deseamos un estado social mejor. Pero la sociedad no podrá mejorarse mientras no se efectúen dos grandes tareas. Si no se establece la paz sobre bases firmes, y si no se modifican profundamente las obsesiones dominantes con respecto al dinero y al poder, no hay ninguna esperanza de que pueda realizarse transformación deseable alguna.
Ha mantenido dos valiosas constantes en su administración. La primera es que ha sido riguroso en la aplicación de los principios del buen gobierno. Y la segunda es que ha sido obsesivo en promover y mejorar la cultura ciudadana. Estos dos aspectos, a la larga, son tanto o más importantes que la buena gestión fiscal o la transformación física de la ciudad.
El propósito del miedo es mejorar tu conciencia pero no detener tu progreso
Llevo sola dos años y estoy muy bien. Mi corazón está cuidándose mucho. No me gusta que me lastimen; estoy un poco cerrada al amor, Algún día pasará. Claro que me quiero casar y tener hijos. Pero primero los corazones tienen que sanar y el mío está en un proceso de sanación.
En política hay que sanar los males, jamás vengarlos.
La diferencia entre un hombre inteligente y un tonto radica en que el inteligente se repone fácilmente de sus fracasos, mientras que el tonto jamás logra reponerse de sus éxitos.
La diferencia entre un hombre inteligente y un tonto radica en que aquél se repone fácilmente de sus fracasos, mientras nunca logra éste reponerse de sus éxitos.
Las convicciones políticas son como la virginidad: una vez perdidas, no vuelven a recobrarse
Uno puede recobrarse del orgullo, la cólera, la gula y la pereza; pero es una especie de milagro que se corrija un corazón maligno y envidioso.
No importa donde estemos, sino hacia donde avanzamos. Para arribar a puerto seguro a veces navegamos con el viento a favor y a veces en contra, pero la cuestión es navegar, no derivar sin rumbo ni permanecer anclados.
Cualquiera que ha sido acostumbrado a cuidar de la vida de cualquier criatura viviente tiene una chance insignificante de arribar a la idea de que la vida humana es despreciable.
Cada uno de nosotros sigue perdiendo algo muy preciado dice cuando el teléfono deja de sonar-. Oportunidades importantes, posibilidades, sentimientos que no podrán recuperarse jamás. Esto es parte de lo que significa estar vivo. Pero dentro de nuestra cabeza, porque creo que ahí es donde debe estar, hay un pequeño cuarto donde vamos dejando todo esto en forma de recuerdos.
Las convicciones políticas son como la virginidad: una vez perdidas, no vuelven a recobrarse
Uno puede recobrarse del orgullo, la cólera, la gula y la pereza; pero es una especie de milagro que se corrija un corazón maligno y envidioso.
La diferencia entre un hombre inteligente y un tonto radica en que el inteligente se repone fácilmente de sus fracasos, mientras que el tonto jamás logra reponerse de sus éxitos.
La diferencia entre un hombre inteligente y un tonto radica en que aquél se repone fácilmente de sus fracasos, mientras nunca logra éste reponerse de sus éxitos.
Soy partidario de alentar el progreso de la ciencia en todas sus ramas; y opuesto a poner el grito en el cielo contra el sagrado nombre de la filosofía; a atemorizar a la mente humana con historias de brujas para inducirla desconfiar de su propio juicio y a aceptar implícitamente el de otros.
Un gobierno nacional o local que estuviera al servicio directo de la opinión pública tendría efectos deplorables. Es responsabilidad del Estado defender el largo plazo contra el corto plazo, como lo es defender la memoria colectiva, proteger a las minorías o alentar la creación cultural, aun cuando ésta no corresponda a las demandas del gran público.