Nada causa tanto pesar al espíritu humano como el que, después de una rápida sucesión de acontecimientos que le llevan a un estado de congoja, se sucedan la mortal calma de la inacción y la certeza de lo irremediable, condiciones que le privan de experimentar tanto el miedo como la esperanza.
Aunque digan que soy una incompetente, tengo la certeza que no lo soy, a lo mejor deberían hacerselo mirar ellos mismos.
...¿no es más desesperante la incertidumbre de no ser en el futuro, a la certidumbre de no haber sido en el pasado?
Y padeció la certidumbre espantosa de que no volvería a dormir en el resto de su vida