Hemos de insistir en poner punto final al uso cínico de pseudoestudios falsos cuyo propósito es empañar la capacidad del pueblo de discernir la verdad.
Alce la cabeza y vea si por el aire vuelan ahora las perniciosísimas estinfálides, quiero decir, si vuelan aquellas harpías que a veces solían nublar el aire e impedir la visión de los astros luminosos.
Mientras se sienta que se ríe el alma, sin que los labios rían; mientras se llore, sin que el llanto acuda a nublar la pupila; mientras el corazón y la cabeza batallando prosigan, mientras haya esperanzas y recuerdos, ¡habrá poesía!