Nobleza, dignidad, constancia y cierto risueño coraje. Todo lo que constituye la grandeza sigue siendo esencialmente lo mismo a través de los siglos.
El té carece de la arrogancia del vino, del individualismo consciente del café, de la inocencia sonriente del cacao
No hay que buscar en lugares raros ni inventar cosas artificiales. En cualquier perro, gato, chico indefenso o sonriente hay algo para contar. Es cuestión de saber mirar, tanto antes como ahora.