Es muy importante no gustar a todo el mundo. Si gustas a todos es que en algo te estás equivocando. Y lo peor es no saber en qué
No sólo los hombres tienden a perder el recuerdo de los beneficios y de las injurias, sino que incluso odian a sus benefactores y dejan de odiar a quien los ofendió. La perseverancia en recompensar el bien y vengarse del mal les parece una servidumbre demasiado gravosa.
¡Qué triste era amar y odiar al mismo tiempo!
Es muy importante no gustar a todo el mundo. Si gustas a todos es que en algo te estás equivocando. Y lo peor es no saber en qué