La carne es extremadamente débil, y no tanto por su culpa, pues el espíritu, cuyo deber, en un principio, sería levantar una barrera contra todas las tentaciones, es siempre el primero en ceder, en izar la bandera blanca de la rendición.
La sensibilidad levanta una barrera que no puede salvar la inteligencia
Un vallado hace buenos vecinos
Un vallado hace buenos vecinos