Nada es tan saludable como una paliza en el momento oportuno. De pocas partidas ganadas tengo aprendido tanto como de la mayoría de mis derrotas.
La única ternura inalterable es la que siente el perro hacia su amo. Todavía el hijo suele irritarse contra el padre; todavía el padre suele maldecir a su hijo. Sólo el perro sufre una paliza de su amo, y llora de amor por él.
Sin la artesanía, la inspiración es una mera caña sacudida por el viento.
El fútbol es una manta corta: si te tapas los pies te descubres la cabeza, y si te tapas la cabeza te descubres los piés
Porque aquí, en la tumba, era donde vivía de verdad, es decir, pasaba sentado más de veinte horas diarias sobre la manta de caballerías en una oscuridad total, un silencio total y una inmovilidad total, en el extremo del pétreo pasillo, con la espalda apoyada contra la piedra y los hombros embutidos entre las rocas, por completo autosuficiente.