El mayor error es sucumbir al abatimiento; todos los demás errores pueden repararse, éste no.
Descubrí que no soy disciplinado por virtud, sino como reacción contra mi negligencia; que parezco generoso por encubrir mi mezquindad, que me paso de prudente por mal pensado, que soy conciliador para no sucumbir a mis cóleras reprimidas, que sólo soy puntual para que no se sepa cuan poco me importa el tiempo ajeno. Descubrí, en fin, que el amor no es un estado del alma sino un signo del zodiaco.
Quiero morir a los 100 años con una bandera americana a la espalda y la estrella de Texas en el casco, descendiendo gritando por los Alpes sobre la bici, a 120km/h, cruzar mi última meta y oir mi esposa con mis diez hijos aplaudiendo y luego tumbarme en un campo de girasoles franceses y expirar con elegancia
La ecología de un bosque es muy delicada. Si el bosque perece, la fauna puede extinguirse junto con él.
Las computadoras personales son como los dinosaurios, destinadas a extinguirse con la llegada de internet.
Todos aquí para mirar arder y consumirse ese fuego. ¿Fuego sólo? ¿No es un corazón apasionado que se ilumina en los cielos?
Entonces en centenares de plazas de mercado de Europa, los dignatarios eclesiásticos observaban los cuerpos ennegrecidos de sus antagonistas... quemarse y consumirse dolorosamente, y la propia gran misión de ellos para con la humanidad reducirse a polvo y cenizas con ellos.
Las computadoras personales son como los dinosaurios, destinadas a extinguirse con la llegada de internet.
La ecología de un bosque es muy delicada. Si el bosque perece, la fauna puede extinguirse junto con él.
Jamás perdona el necio si ve la nuez vacía que dio a cascar al diente de la sabiduría.