Chloé se había puesto las medias, finas como humo de incienso, del mismo color que su clara piel, y los zapatos de tacón alto de piel blanca. El resto de su cuerpo estaba completamente desnudo, a excepción de una pesada pulsera de oro azul, que hacía parecer aún más frágil su delicada muñeca. ¿Crees que debo vestirme?
Si le ponemos a un chico una pulsera de plomo en su muñeca, estaremos hostigando a ese brazo. Todo le va a costar, desde lavarse los dientes hasta saludar. Si después de un año lo liberamos de ese peso extra, notaremos que ese brazo es mucho más fuerte que el otro. El brazo hostigado creció mucho más que el brazo no hostigado. Hemos agredido, hemos profanado ese músculo y lo hemos hecho crecer.