El literato de puerta cerrada no sabe nada de la vida. La política, el amor, el problema económico, el desastre cordial de la esperanza, la refriega directa del hombre con los hombres, el drama menudo e inmediato de las fuerzas y las direcciones contrarias de la realidad, nada de esto sacude personalmente al escritor de puertas cerradas.
Todo tiempo libre dedícalo a aprender lo que no sabes, y hazlo pronto, como si lo necesitaras en un futuro inmediato
¡Oh, Laura, Laura!.. ¡Traté de dejarte atrás, pero soy más fiel de lo que pensaba ser! Tiendo la mano hacia un cigarrillo, cruzo la calle, entro corriendo en un cine o un bar. Pido una copa, hablo con el desconocido más próximo - ¡Cualquier cosa capaz de apagar tus velas! - ¡Porque hoy el mundo está iluminado por el relámpago! Apaga de un soplo tus velas, Laura...
Entiendo que la agitación en Oriente próximo crea agitación en toda la región.