Sé flexible como un junco, no tieso como un ciprés
La bestia ya se había convertido en carroña. Estaba muerto, rígido y helado, y no se podía hacer nada por él.
Esa incertidumbre relativa sobre el acontecer histórico futuro quiebra el marco rígido e inflexible de las predicciones necesarias para abrirnos un horizonte de alternativas y de posibilidades quizás prometedoras. Pero ese horizonte adolece de una debilidad inevitable: su irreparable precariedad
Dondequiera que vas arrastras una sombra tan inmóvil como el ladrón crucificado
El camino estaba congelado. La aldea estaba en silencio, inmóvil bajo el cielo estrellado. Komako alzó los faldones de su kimono y los acomodó en el obi. La luna parecía cortada a cuchillo contra el hielo espectralmente azul.
La doctrina judía del marxismo rechaza el principio aristocrático de la naturaleza y antepone la cantidad numérica y su peso inerte al privilegio sempiterno de la fuerza y del poder
Ha llegado la hora de la mujer que comparte una causa pública y ha muerto la hora de la mujer como valor inerte y numérico dentro de la sociedad
Habéis contraido una gravísima responsabilidad legalizando el Partido Comunista: la historia os pedirá cuentas.
Nada importa saber o no la vida de cierta clase de hombres que todos sus trabajos y afanes los han contraído así mismo, y ni uno solo instante han concedido a los demás; pero la de los hombres públicos, sea cual fuere, debe siempre presentarse, o para que sirva de ejemplo que se emite, o de una lección que retraiga de incidir en sus defectos.
No se ha sentido real (todavia). Todo este trabajo duro que he hecho durante toda mi vida esta por valer la pena.
Tomad las riendas del imperio vuestro y dad materia á nuevo y mayor canto: y empiecen á sentir el duro peso (que por el mundo todo cause espanto) de ejércitos y hazañas singulares, de África tierras y de oriente mares.
La materia regresa a su costumbre. Que del agua un relámpago deslumbre o un sólido de humo tenga en un cielo ilimitado y tenso un instante a los ojos en suspenso, no aplaza su consumo.
Quiere, quiere, quiere sin parar, insiste, aguanta, rodea, da más vueltas, pide, apiada al destino con trabajos, sigue tenso de atenciones a ver lo que dicen la voz de la sangre, el signo que inscribe la ola en la arena, el silencio insigne.
En la grande prueba. El hombre congelado por el científico morirá. Su vuelo y desprendimiento espiritual será desde un principio hasta quedar fuera de su materia, la que muerta no será en putrefacción hasta el día del deshielo. En ese momento la descomposición será en el acto