El público americano es lo mismo que cualquier otro, solo que son un poco más aburridos.
Cuando a un americano se le pone una idea en la cabeza, nunca falta otro americano que le ayude a realizarla. Basta que sean tres, eligen un presidente y dos secretarios. Si llegan a cuatro, nombran un archivero, y la sociedad funciona. Siendo cinco se convocan en asamblea general, y la sociedad queda definitivamente constituida.
El pueblo norteamericano no es culpable de la barbarie y de la injusticia de sus gobernantes, sino que también es victima inocente de la ira de todos los pueblos del mundo, que se confunden a veces sistema social con pueblo.
No es responsabilidad de los científicos decidir si se debe utilizar o no una bomba de hidrógeno. Esa responsabilidad corresponde al pueblo norteamericano y a los representantes por él elegidos