La fuerza de una cultura reside en su capacidad para abrirse a otras, para integrarlas e integrarse en ellas. No importa cuán diferentes sean, señala Habermas, todas comparten algunos principios, Ninguna cultura tolera la explotación de los seres humanos. Ninguna religión permite la matanza de inocentes. Ninguna civilización acepta la violencia o el terror.
Marchemos contra los poderes del cielo y colguemos en el firmamento negras flámulas para anunciar la matanza de los dioses.