El software no-libre trae con él un sistema antisocial que prohíbe la cooperación y la comunidad. No puedes ver el código fuente; no puedes decir qué trucos feos, ni que errores tontos, podría contener. Si no te gusta, no puedes cambiarlo. Y lo peor de todo, está prohibido compartirlo con alguien más. prohibir que se comparta el software es cortar los lazos de la sociedad.
La sociedad no puede en justicia prohibir el ejercicio honrado de sus facultades a la mitad del género humano.
Un trasiego de tópicos, de alegre trapicheo con palabras vacías de sentido, de chatarra retórica sin hueso argumental ha acabado por vetar los debates sobre los problemas de los ciudadanos, los de ahora y los que han de llegar. Esa vaguedad no guarda ninguna relación con la inevitable abstracción de los principios, de los ideales.
La exigencia de lograr los mismos beneficios que Cataluña del resto de comunidades es una excelente excusa para negar peticiones de todo tipo referentes a nuestra autonomía, ya que el Gobierno central se ve forzado a vetar el traspaso de competencias a Cataluña para no tener que hacer lo mismo con el resto de comunidades.
Ser inmortales ¿Para qué? El cuerpo se corrompe, así también el espíritu. ¿Podemos negar ese inmenso dolor? ¿La vida del hombre es tan absurda? ¿O es que soy el único que lo piensa, yo, el más absurdo de entre todos?
En ese laberinto de terrores, habría preferido refugiarse en la penumbra del ateísmo, negar la inmortalidad del alma, convencerse de que, una vez cerrados los ojos, no volvería a abrirlos, y que el mismo momento aniquilaría a la vez su alma y su cuerpo. Pero hasta ese recurso le estaba negado.
Es en nosotros un deber de humanidad tener a disposición de todos los bienes que Dios quiso fuesen comunes, ya que a todos los hombres entregó la tierra para que se sustentaran con sus frutos y sólo la rabiosa codicia pudo acotar y acaparar para sí ese patrimonio divino, apropiándose los alimentos y las riquezas dispuestas para todos los humanos. De rege et regis institutione
Pero el hombre no es independiente, porque el movimiento comience en él, sino porque puede inhibir el movimiento. Rompe, pues, su propia espontaneidad y naturalidad.