Pero una persona no habla con plena sinceridad consigo mismo (ni siquiera consigo mismo); la felicidad o el sufrimiento que secretamente siente proceden de causas que no puede explicar del todo, pues tan pronto como las eleva al plano de lo explicable pierden su cualidad original.
Así tenemos en la cámara fotográfica el recurso más confiable para el inicio de la mirada objetiva. Todos serán obligados a ver lo que es ópticamente cierto, explicable en sus propios términos, objetivo, antes de poder llegar a cualquier posible posición subjetiva.
Pero una persona no habla con plena sinceridad consigo mismo (ni siquiera consigo mismo); la felicidad o el sufrimiento que secretamente siente proceden de causas que no puede explicar del todo, pues tan pronto como las eleva al plano de lo explicable pierden su cualidad original.
Así tenemos en la cámara fotográfica el recurso más confiable para el inicio de la mirada objetiva. Todos serán obligados a ver lo que es ópticamente cierto, explicable en sus propios términos, objetivo, antes de poder llegar a cualquier posible posición subjetiva.