Si fueramos una partida de pedantes que contempláramos el mundo desde la atalaya de la suficiencia y de la infabilidad, empleando siempre los mismos procedimientos de lucha y la misma táctica, sin preocuparnos de los cambios de situación, entonces no seríamos el Partido del proletariado.
El torreón y la torre todavía se miran, después de tantos siglos, y parece que se cuentan, por encima de las verdes florestas o de los bosques muertos, las más antiguas leyendas de la historia de Francia.
En Occidente siempre ha habido el deseo de hacer del edificio religioso, ya sea una iglesia medieval o renacentista, un eterno objeto de la celebración de Dios. El material elegido, como la piedra, ladrillo o concreto, tiene por objeto preservar eternamente lo que hay dentro.
Los recuerdos tienen más poesía que las esperanzas, como las ruinas son mucho más poéticas que los planos de un edificio en proyecto
La vida en el rascacielos comenzaba a parecerse al mundo exterior: la misma crueldad implacable enmascarada por una serie de convenciones corteses.
El milagro japonés no son los rascacielos anti sismo ni la tecnología digital, no son los trenes bala, ni el turismo que busca un harakiri cultural, es una madre con dos chicos en bicicleta, uno delante, el otro atrás por entre el tránsito de Osaka que la respeta con su frágil dignidad.
El hombre hace la literatura y después la literatura contribuye a modelar al hombre. Las artes forman la médula de un país, rigen al ser humano; su propia libertad, la más alta y absoluta es posible; y los frutos de ella, llevan el sello de lo antiguo, de la obra de los predecesores, cuando éstos han existido
No es mi ambición esto de estar en guerra, pero sí lo es crear un nuevo estado nacional y social de la más alta cultura.
Tengo una chimenea de microondas. Puedo pasarme una tarde entera sentado frente al fuego en sólo ocho minutos.
Yo no podría, a ninguna edad, ser feliz estando sentada junto a la chimenea y simplemente mirar. La vida fue propuesta para ser vivida. La curiosidad debe mantenerse viva. Uno no debe nunca, por ninguna razón, volverle la espalda a la vida.
¡Oh sueño de felicidad! ¿Es esto en verdad La torre del faro que veo? ¿Es ésta la colina? ¿Es ésta la iglesia? ¿Es éste mi propio país, el mío?
Tú y yo parecemos de 4 años. Queremos saber el por qué y el cómo así de todo. Queremos revelarnos a nosotos mismos a voluntad y hablar con franqueza. Y nunca hablar banalidades y ser intuitivos, y preguntar al extremo, y encontrar a Dios, mi faro torturado... Necesitamos compañeros que compartan nuestra opinión. (Joining You - 1998).