Nosotros los humanos, somos una manifestación extremadamente importante de la bomba de replicación, porque es a través nuestro, a través de nuestros cerebros, de nuestra cultura simbólica y de nuestra tecnología, que la explosión podrá alcanzar el siguiente paso y reverberar por el espacio profundo.
Ciertamente, la posesión monopolizadora de los secretos de la bomba atómica crea una amenaza, pero contra ella están dos cosas: primera, que la posesión absoluta del monopolio de la bomba atómica no puede durar mucho, y segunda, que su empleo quedará prohibido