La causa de que todas las cosas nazcan es el incesante torbellino al que llamo necesidad: todo ocurre conforme a la necesidad. De este modo, la creación es constantemente creada y recreada.
¿Qué hacer con el teatro? Mi respuesta, si tengo que traducirla en palabras, es la siguiente: una isla flotante, una isla de libertad. Irrisoria, porque es un grano de arena en el torbellino de la historia y no cambia el mundo. Pero es sacra, porque nos cambia a nosotros.