Difícil es templar en el poder a los que por ambición simularon ser honrados.
Aprendamos a aumentar la continencia, a enfrentar la demasía, a templar la gula, a mitigar la ira...
No somos enemigos, sino amigos. No debemos ser enemigos. Si bien la pasión puede tensar nuestros lazos de afecto, jamás debe romperlos. Las místicas cuerdas del recuerdo resonarán cuando vuelvan a sentir el tacto del buen ángel que llevamos dentro.