Tu amor fue mi perfume, mi esperanza, la novela de mi alma, mi alegría, cuando tú me decías: mi poeta, me inundabas de luz y de poesía.
¡Qué agradable sería un mundo en el que no se permitiera a nadie operar en bolsa a menos que hubiese pasado un examen de economía y poesía griega, y en el que los políticos estuviesen obligados a tener un sólido conocimiento de la historia y de la novela moderna!