El ser humano no tiene un destino, sino que el sujeto del destino es como tal indeterminable. Puede el juez ver destino donde quiera; al castigar, lo dicta ciegamente. Y aunque el hombre no queda afectado por esto, sí se afecta la mera vida en él, que, en virtud de la luz, participa en la culpa natural como participa en la desdicha.
El artista, afectado por la enfermedad, se ve impulsado a crear más. Su mal lo pone en condiciones de crear más
La sociedad necesita que las mujeres ocupen más lugares en los sistemas de decisión y en los sectores empresariales. Siempre tenemos que rendir doble examen: primero, demostrar que porque somos mujeres no somos idiotas, y segundo, el que tiene que rendir cualquiera
Lo peor que le puede pasar a un religioso es una doble vida, sea rabino, cura o pastor. En una persona común, puede suceder que tenga su hogar acá y su nidito allá y que no parezca tan condenable, pero en un hombre religioso es absolutamente condenable.