Incluso el discípulo sirve para algo. Él está de pie tras nuestro trono, y en el momento de nuestra victoria susurra a nuestros oídos que, a fin de cuentas, somos inmortales.
El estado de esta divina unión consiste en tener el alma según la voluntad con total transformación en la voluntad de Dios, de manera que no haya en ella cosa contraria a la voluntad de Dios, sino que en todo y por todo, su movimiento sea voluntad solamente de Dios
Leí el otro día que el 50% de los argentinos está con sobrepeso. Y ¿dónde está el hambre entonces?
Todo animador esta loco por los juguetes.