A veces lamento hablar en español: escuchado desde la otra orilla debe ser algo incomparable, lleno de chasquidos y latigazos, terrible carga de caballería de abiertas vocales, por entre un campo erizado de consonantes clavadas como estacas.
Lo peor era estar descalza, el suelo erizado de piedras, no podíamos pagarnos unas sandalias. ¡Cómo me sangraban los pies! No teníamos nada, ni casa, ni agua, éramos nómadas... pero teníamos el rebaño y a nosotros mismos
Sé flexible como un junco, no tieso como un ciprés
Aquí estás, ombú gigante a la orilla del camino, indicando al peregrino no siga más adelante en la llanura sin fin. (...) Ese destino te espera, árbol, cuya vista asombra, que al caminante das sombra sin dar al rancho madera, ni al fuego una astilla dar; recorrerás el desierto cual mensajero de vida, y, tu misión concluida, caerás cual cadáver yerto bajo el pino secular.
Sé flexible como un junco, no tieso como un ciprés
En vida de Néstor Kirchner, El Furia, el núcleo duro del kirchnerismo cabía entero en un Renault 4 L. Eran cinco o seis, con De Vido y Cristina incluidos. En la versión cristinista, patológicamente renovada, se derivó en un Frepasismo Tardío. Con contados peronistas infiltrados. Encuadrados y de aplauso rápido.
Quien no es más que justo es duro
Lo peor era estar descalza, el suelo erizado de piedras, no podíamos pagarnos unas sandalias. ¡Cómo me sangraban los pies! No teníamos nada, ni casa, ni agua, éramos nómadas... pero teníamos el rebaño y a nosotros mismos
A veces lamento hablar en español: escuchado desde la otra orilla debe ser algo incomparable, lleno de chasquidos y latigazos, terrible carga de caballería de abiertas vocales, por entre un campo erizado de consonantes clavadas como estacas.
Sé flexible como un junco, no tieso como un ciprés
Aquí estás, ombú gigante a la orilla del camino, indicando al peregrino no siga más adelante en la llanura sin fin. (...) Ese destino te espera, árbol, cuya vista asombra, que al caminante das sombra sin dar al rancho madera, ni al fuego una astilla dar; recorrerás el desierto cual mensajero de vida, y, tu misión concluida, caerás cual cadáver yerto bajo el pino secular.
Sé flexible como un junco, no tieso como un ciprés