Pedir una moral a la ciencia es arriesgarse a sufrir crueles desengaños.
Es mejor arriesgarse a salvar un culpable que condenar a un inocente
Interpreté la muerte de Patrick Depailler como un aviso para decidir mi retiro
Si a un historiador su metodología le suministra una mala reconstrucción racional, puede, o bien distorsionar la historia de modo que coincida con su reconstrucción racional, o decidir que la historia de la ciencia es muy irracional.
Para alcanzar algo que merezca la pena en la vida, es necesario fijarse elevados objetivos y tener la voluntad de alcanzarlos. ¿Ha pensado usted en los elevados objetivos que quisiera alcanzar?
Un bastardo tiene que aprender a fijarse en todo, a descubrir las verdades que la gente oculta tras los ojos.
La libertad cuesta muy cara, y es necesario, o resignarse a vivir sin ella, o decidirse a comprarla por su precio.
Me parece que una fe religiosa podría ser algo así como el apasionado decidirse por un sistema de referencias. Como si además de ser fe, fuera una forma de vida o una forma de juzgar la vida. Una aprehensión apasionada de esta concepción. Y la instrucción en una fe religiosa debería ser, pues, la exposición, la descripción de ese sistema de referencias y a la vez un hablar a la conciencia.
Si uno dice todo el tiempo ¡maldición!, así es difícil animarse y salir de la crisis
Lo que he estado diciendo -el meollo de este libro- se puede resumir en dos sencillas normas:
Desde hace más de un siglo el capitalismo está desgarrado por una crisis cultural profunda, abierta, que podemos resumir con una palabra, modernismo, esa nueva lógica artística a base de rupturas y discontinuidades, que se basa en la negación de la tradición, en el culto a la novedad y al cambio
En mi pintura se observan cambios muy marcados, pero sin embargo, coinciden en que soy Pérez Celis. Pero no porque yo me lo proponga -nadie se puede proponer nada de lo que no es- sino que nunca, cuando tengo que pintar un cuadro, me preocupa el estilo para demostrar algo.
Si hubiéramos de proponer una divisa para nuestra política económica lanzaríamos la siguiente, que nos parece resumir dramáticamente esa necesidad de invertir la riqueza producida por el sistema destructivo de la mina, en crear riqueza agrícola, reproductiva y progresiva: sembrar el petróleo.