Lo más importante es que el karate, como una forma de deporte usada en educación física, pueda ser lo suficientemente simple de ser practicado sin dificultades por todos, jóvenes y viejos, chicos y chicas, hombres y mujeres.
Si todos los días fueran fiestas deportivas, entonces el deporte sería tan aburrido como el trabajo.
Lo que aprendí observando estas cinchadas es que el equipo que sólo intenta ganar generalmente no lo consigue, mientras que el que interviene para disfrutar del juego sin preocuparse mucho en ganar o perder frecuentemente emerge victorioso. Esta observación es tan válida para un combate de karate como para una cinchada.
Es un gran fuego envuelto en poco hielo, un bello juego relleno de falacias, es un despecho, una guerra, una tregua, un largo pensamiento, una palabra breve.