Mi verdad es la de todos, porque la verdad es sólo una y consiste en defender los principios y ser lo más honesto posible en esta vida. La verdad está en lo auténtico, en las cosas que no estén contaminadas.
La clase dominante se vale del nacionalismo para dividirnos como hermanos de clase y hacer que el pueblo entregue a su hermano, esposo, hijo con el cuento de defender a su patria defienda sus bastardos intereses.
Una verdad a la que no se da crédito nos hiere mucho más que una mentira. Requiere un gran valor respaldar una verdad inaceptable para nuestra época; conlleva siempre un castigo, que suele ser la crucifixión.
EEUU y la UE han perfeccionado el arte de abogar por el libre comercio al mismo tiempo que buscan acuerdos comerciales que los protejan de las importaciones procedentes de los países en vías de desarrollo.
No debe dejarse un solo instante de abogar por la unión y el mejor entendimiento de los hombres, a fin de que las diferencias se subsanen y prime siempre sobre las conciencias el espíritu de concordia y de razón, tan indispensable para la paz humana.