La espiritualidad y la ciencia verdadera (en su forma de mente abierta, sincera) son esencialmente una. Es la ciencia dominante y la religión dominante lo que ha causado la grieta aparente porque ellas son esclavas de arrogancia y dogma. Una no es ciencia y otra no es espiritualidad. Son dos polaridades de la misma falsedad.
¡En qué patéticos esclavos nos convertimos por el poder dominante de la gravedad sobre todas las cosas de la tierra! (...) Nuestro único consuelo es que no podemos solucionarlo. No es fallo nuestro: nos guste o no, tenemos que obedecer a la gravedad, nuestra tirana.