La democracia empieza con la premisa de que todos los seres son creados iguales.
Los Líderes de Excelencia saben que poseen el más valioso de todos los maestros dentro de ellos mismos y están conscientes que Nadie puede dar lo que no posee, y cumplen con una premisa fundamental en el arte de dirigir jamás pedir a un subordinado lo que ellos mismos no son capaces de hacer, manejan una atención consciente de cada una de sus acciones y son los más exigentes con ellos mismos.