Debemos admitir con humildad que, mientras el número es puramente un producto de nuestra mente, el espacio tiene una realidad fuera de nuestra mente, de modo que no podemos prescribir completamente sus propiedades a priori.
Los peligros de establecer una doctrina errónea se pueden evitar, si la propia doctrina asegura que no es un todo completo y que está al servicio de los individuos vivos, del futuro y de la evolución posterior y que, en consecuencia, se subordina a éstos.
El hedonista ejerce el difícil arte de establecer la paz consigo mismo