Las historias de santos son la literatura más ambigua que existe; aplicar a ella el método científico, si no existen otros documentos, me parece una cosa condenada de antemano — mera ociosidad erudita.
Lo mejor del ser humano sale cuando el éxito nos abandona. Por eso, este tipo de actividades me asusta, me asusta dejarme seducir por la admiración, porque sé de antemano que es inmerecido.