Aspiró una bocanada de frío húmedo y el corazón se le llenó de esperanza y de luz: tal vez aquel terrible sueño había acabado.
Hoy no lució la estrella de tus ojos. Náufrago de mí mismo, húmedo del brazo de las ondas, llego a la arena de tu cuerpo en que mi propia voz nombra mi nombre, en que todo es dorado y azul como un día nuevo y como las espigas herméticas, perfectas y calladas.
Marzo ventoso y abril lluvioso hacen a mayo florido y hermoso