Deje su indócil rareza tu numen desolador, que en el drama inmolador de nuestros mudos abrazos yo te abriré con mis brazos un paréntesis de amor.
Demasiado volumen para un historiador mucho más para el numen de un cantautor, demasiado gigante el Quijote y el Cid para ser yo tú amante Madrid y sin embargo con resignación ya me hago cargo de tu cruel seducción.