El jefe maneja a la gente; el líder la prepara. El jefe masifica a las personas, las convierte en número y en fichas deshumaniza súbdito por súbdito hasta quedarse con un rebaño sin rostro ni iniciativa. El líder conoce a cada uno de sus colaboradores, los trata como personas, no los usa como cosas.
El deber de cada súbdito pertenece al rey, menos su conciencia.
Es un animal de cresta colorada que habita el monte y de vez en cuando baja al llano al grito de ¡rediós! atacando al hombre.
Representa un gran placer conversar con las personas de edad. Ellas han recorrido el camino que todos debemos seguir y saben dónde éste es áspero y difícil y dónde es llano y fácil.
El vizcaíno es emprendedor ; el español nada emprende, a nada se atreve, para nada vale (examinad el estado de sus colonias). El vizcaíno no vale para servir, ha nacido para ser señor; el español no ha nacido para más que para ser vasallo y siervo. El vizcaíno degenera en carácter si roza con el extraño; el español necesita de cuando en cuando una invasión extranjera que le civilice.
Para el vasallo afligido viene a ser lo mismo que el gobierno se equivoque por malicia que por ignorancia
Soy un hombre sin piedad y no habrá tregua alguna. No hay nadie que lleve a cabo un rescate en el último minuto ni tienes la menor posibilidad de escapar. Esto no es un romántico relato de aventuras en que al final el villano cae vencido y el protagonista es condecorado y se casa con la chica. Por desgracia, esas cosas no ocurren en la vida real.
El ser humano es ciego para sus propios defectos. Jamás un villano del cine mudo se ha proclamado villano. Tampoco el idiota se denomina idiota. Los defectos existen dentro de nosotros, activos y militantes, pero inconfesos. Jamás he visto un individuo subir al escenario y anunciar, de rostro erguido: 'Señoras y señores, soy un canalla.
Pues es imposible o no es fácil hacer el bien cuando se está desprovisto de recursos.
El talento es el medio más seguro de falsearlo todo, de deformar las cosas y de equivocarse acerca de uno mismo. Sólo poseen una existencia verdadera aquellos a quienes la naturaleza no ha abrumado con ningún don. Sería por ello difícil de imaginar un universo más falso que el universo literario, o un hombre más desprovisto de realidad que el hombre de letras.
En el monte Sinaí, sólo fue Moisés el que subió hasta Dios; al pueblo le fue prohibido acercarse, bajo pena de muerte. Y, sin embargo, el pueblo estuvo obligado a obedecer todo lo que Moisés les declaró que era la ley de Dios.
La mujer vale más que el oro, lo que sucede es que ellas no lo saben, es como el pueblo es sometido porque no se decide actuar y reclamar su libertad. Su verdadero hogar de la mujer es la sociedad, la política, y la revolución. A la mujer la hacen inferior, no es que haya nacido así. La religión y el sistema imperante lo tienen relegada a la mujer.
Probablemente no haya habido ningún otro periodo en la historia, en este o en cualquier otro país, en el que el hombre de a pie haya experimentado una mejora tan grande de su nivel de vida como en el periodo transcurrido entre la guerra civil y la Primera Guerra Mundial, cuando más fuerte era el individualismo desenfrenado.
¿Por qué me piden ponerme un uniforme e ir a 10000 millas de casa y arrojar bombas y tirar balas a gente de piel oscura mientras los negros de Louisville son tratados como perros y se les niegan los derechos humanos más simples? No voy a ir a 10000 millas de aquí y dar la cara para ayudar a asesinar y quemar a otra pobre nación simplemente para continuar la dominación de los esclavistas blancos
Es natural en un hombre pobre el contar su rebaño
La cima del éxtasis resplandece en un cuerpo desposeído y árido, pero liberado por su desafiante deseo de alegría.
Hazte a un lado, déjame en paz, pueblo sepultado, Vete. No he desposeído a nadie, no he usurpado el pan de nadie. Nadie murió en mi lugar. Nadie. Vuelve a tu niebla. No es mi culpa si yo vivo y respiro, Comer, beber, dormir y cambiarse de ropa
Son cómicas las lamentaciones del gringo industrial, ex proletario que viene a hacer la América.
El proletario se convierte en un simple apéndice de la máquina.
Así los modelos en lenguaje ordinario tienen su sitio en la teoría de los sistemas. La idea de sistema conserva su valor incluso donde no puede ser formulada matemáticamente, o no deja de ser una idea guía en vez de ser construcción matemática.
La genialidad es la capacidad para ver diez cosas donde el hombre ordinario sólo ve una.
Una tumba basta para aquél a quien no bastó el mundo.
¡Todo el mar no bastó para dejar sin huella el breve trigo que dejó tu beso!
Tal vez acá y allá, algún tosco piloto cargado de años, metido en su rincón y del que nadie se preocupa, pueda hacer en secreto unos sondeos con una cuerda vieja y una plomada, y murmurar palabras de aviso que el capitán y los marineros no escuchen por estar demasiado ocupados.
Para mí, escribir significa hacer un borrador tosco y pulirlo a lo largo de un período de tiempo considerable.
La palabra más soez y la carta más grosera son mejores, son más educadas que el silencio.
... cuanto más culto es un individuo, más capaz es de romper todos los frenos, por lo que el hombre culto es más propenso que el inculto a los placeres del libertinaje.
Un hombre inculto puede lograr éxitos escribiendo para el Teatro; un hombre culto, también, pero a condición de que sepa olvidarse de su cultura.
El azote, hijo mío, se inventó para castigar afrentando al racional y para avivar la pereza del bruto que carece de razón; pero no para el niño decente y de vergüenza que sabe lo que le importa hacer y lo que nunca debe ejecutar, no amedrentado por el rigor del castigo, sino obligado por la persuasión de la doctrina y el convencimiento de su propio interés.
Ni vale nada el fruto cogido sin sazón... Ni aunque te elogie un bruto ha de tener razón