El letrado finja ciencia, más sepa el Juez su deber, que el talento se simula pero nunca la honradez.
Es la mayor simpleza de muchos padres pretender tener a pura fuerza un hijo letrado o eclesiástico, aun cuando no sea de su vocación tal carrera ni tenga talento a propósito para las letras; causa funesta, cuyos perniciosos efectos se lloran diariamente en tantos abogados firmones, médicos asesinos y eclesiásticos ignorantes y relajados como advertimos.
Es de absoluta necesidad decir al abogado toda la verdad franca y claramente, no ocultarle las cosas...Para que él las enrede y embrolle sin pérdida de momento.
Un abogado sin historia o literatura es un mecánico, un simple albañil de trabajo, si posee algún conocimiento de estos, puede atreverse a llamarse arquitecto.
Mate Bilic es un provocador nato.