Antes que nada, el maestro debe ser educador de la conciencia infantil y juvenil; más que nada, la escuela es un fundamento de moral
El educador es un agente de la razón; es también un modelo que ayuda al niño o al joven a constituir su propia identidad, como lo hacen el padre y la madre; por último, es un mediador, que enseña a uno a comprender al otro.
El tiempo es la mejor manera de comprobar quién es el instructor más sabio y paciente
Nos cuenta Sexto Empírico que Epicuro, siendo niño, mientras leía con su preceptor estos versos de Hesíodo: El más antiguo de los seres, el caos, surgió primero; luego, la inmensa tierra, asiento de todo.
Las cosas de las que nos hablaba el profesor de Religión quedaban lejos de mí, en una serena irrealidad sagrada, muy bellas quizá y muy valiosas, no eran ni actuales ni incitantes, y aquellas otras cosas que me preocupaban lo eran precisamente en el más alto grado.
La esencia profunda de ese Estado, según el resumen del profesor Burdeau, es la colonización del Estado por la técnica, el despotismo de la técnica, que le dicta sus objetivos y saca los problemas del terreno de la política y de la lucha social para colocarlos únicamente en el aséptico, aclasista y funcional de los dictados del desarrollo tecnológico.
...entre más se insiste en que las competencias deben ser el eje de los nuevos esquemas de trabajo docente y educativo, más resultan evidentes las incompetencias de quienes las promueven.
Creo que la novedad fue que no tenían ningún carácter docente ni moralista ni eran aplicadas al programa escolar. Era un concepto revolucionario el pensar que la versificación no tenía porque tener un contenido didáctico.
Cuando la cólera sale de madre, no tiene la lengua padre, ayo ni freno que la corrija.