Más allá de la oreja existe un sonido, la extremidad de la mirada un aspecto, las puntas de los dedos un objeto: es allí a donde voy.
Una extremidad apoyado sobre la montaña el río celeste.
Ya lo dije, él me ama. Fui a la inauguración de su programa, a ayudarlo en un evento para reunir dinero. Me gusta, creo que él me ama. En cuanto a quién era mejor, yo todavía creo que tiene que aprender a cabecear bien y a pegarle con la pierna derecha
Prosiga usted indicó el eminente médico, sin dejar de balancear una pierna ni quitarle ojo a aquel hombre que tenía ante su mesa, y el cual deseaba informarse si, desde el punto de vista clínico, existía alguna probabilidad de salvarse de la horca, por el feo y sucio delito de haberse devorado impunemente a un rollizo niño de pecho.
Voy a seguir tus pasos hacia arriba, de tus pies a tu muslo y tu costado.
El odio se amortigua detrás de la ventana. Será la garra suave. Dejadme la esperanza
La U es mucho más que un club de fútbol. Es un mito, una leyenda, una tradición, una de las más hermosas historias que ha escrito el deporte peruano. Es un mito que nos ha hecho vibrar a lo largo de los años con sus victorias, que nos ha hecho sufrir con sus derrotas y percances y nos ha hecho renacer en entusiasmo con su garra y pundonor.
Una extremidad apoyado sobre la montaña el río celeste.
Más allá de la oreja existe un sonido, la extremidad de la mirada un aspecto, las puntas de los dedos un objeto: es allí a donde voy.
Cada vez que ganamos nos tienen en vilo, porque se creen los inventores del remo y al perder la bandera de La Concha actúan como si les arrebataran el Árbol de Guernica dan ganas de decirles que remen ellos
Escucha el sonido del remo al cortar sus aguas. Y en las tardes de invierno cuando la fantasía sueña en el crepitar de la chimenea, en sus oídos de viejos enamorados el río de su amor canta en los juncos. Oh amor mío, ama el pasado, pues en algún día fuimos felices y algún día nos amamos.
No encontré nunca un compañero más sociable que la soledad
Para que todos juntos, trabajadores, estudiantes, hombres de todas las ideologías, de todas las religiones, con nuestras diferencias lógicas, sepamos unirnos para construir una sociedad más justa, donde el hombre no sea lobo del hombre, sino su compañero y su hermano.
Te he dado relaciones, buenos amigos y un compadre como hay pocos. Has viajado por el mundo, te he conseguido buenos puestos, te he dado importancia a través de tus chistes y aventuras. Tienes el cariño de grandes y chicos. En fin, eres todo un personaje.
El doctor Barrios se alejó despacito, pensando en lo bella y sensible que era la hija de su colega y en la semejanza que la vida tiene con los rosales; apenas una rosa acaba de perfumar la existencia de algún hombre cuando se deshoja, y luego otro nuevo capullo se abre en un nuevo florecimiento, tan intenso como el de la rosa muerta.
Si permitimos que las cosas nos asusten, no valdrá la pena vivir.
Y yo soy del parecer / y la experiencia lo enseña, / que ablandaran una peña / lágrimas de una mujer.