Después de todo, la justificación para la lucha se da en el campo sensorial, se utiliza el sonido y la imagen para reclutarnos en una realidad y para hacernos participar en ella. En cierto modo, toda guerra es una guerra sobre los sentidos. Sin la alteración de los sentidos, ningún Estado podría hacer la guerra.
¿A qué se debió la caída de Adán y Eva? Nadie supo responder, pues en el campo no es pecado hacer el amor.